domingo, 27 de septiembre de 2015

Tips para escribir: cuando vas en transporte público.

¡Hola librófilo o librófila!

Es habitual cuando tenemos que desplazarnos al centro de una ciudad, sea esta grande o pequeña, escoger medios que implican el hecho de no inmiscuirnos en una irritante búsqueda de aparcamiento tanto o más compleja que la expedición en pos del Santo Grial. Puedes optar por la bicicleta o por una moto pero algo muy corriente es tomar el transporte público que al igual que los medios mostrados anteriormente es respetuoso con el medio ambiente.

En el autobús o el metro (los más comunes) nos cruzamos con multitud de personas e historias variopintas, unas nos llaman la atención y otras pasan desapercibidas. En cualquier caso raro es ir en transporte público y encontrarte tú solo, a menos que seas conductor, en ese caso está perdonado. Esta idea utilizará el transporte público como medio para el desarrollo de la imaginación a través de un material que no supone gran coste: papel, lápiz y dinero para el autobús. Si tienes buena memoria ni si quiera vas a necesitar estos utensilios inherentes a la profesión de escritor (salvo lo del dinero claro). Como mi memoria es bastante nefasta yo siempre los llevo encima.

Es tremendamente sencillo. En primer lugar en lo que te vas a fijar será en las personas que entran en el transporte público y están contigo ya sea dentro del mismo o en la estación, también en aquellos que abandonan el camino antes que tu. Serás un Sherlock Holmes que tendrá a parte de las herramientas ya mencionadas gran disimulo y una vista de halcón. Recuerda que tampoco deseamos importunar o molestar a nadie pero cabe destacar que lo importante son los pequeños detalles enlazados a esa persona pero tanta o incluso más relevancia tiene la sensación que provoca en ti. Con esto tu vas a elaborar una historia tan extensa como desees siendo lo más importante que la persona que lo lea sienta lo mismo que sentiste en su momento observando a ese perfecto desconocido. No te preocupes si la historia parece descabellada, cuanto más original mejor. Por si no he sido demasiado clara expondré un ejemplo:

Imagina que una mañana vamos a la parada del autobús y en ella encontramos a una anciana que lleva un bolso de imitación, un crucifijo en el cuello, un monedero en una mano temblorosa y un fuerte olor a rosas a su alrededor. Podría ser que acabara de entrar en un panteón en el que reposan sus familiares en busca de algo especial, tal vez algo oculto dentro de la siniestra estructura. El secreto guardado durante generaciones que su madre a causa de un fallecimiento repentino no pudo legarle como era debido y al que se había dedicado toda una vida dando como resultado un documento de origen medieval y cifrado que llevara en un doble fondo del bolso. Nerviosa por tan impresionante hallazgo no podría evitar que su frágil mano temblara aferrada al monedero el cual no necesita ya que está haciendo un transbordo. Pero, el papel quema dentro de su escondrijo secreto y es mucho más importante que cualquier atención dedicada al vulgar autobús.

Algo así. Este es algo chapucero ya que tan solo conservaba algunas palabras incoherentes en mi libreta respecto al tema pero básicamente consiste en elaborar una historia con pequeños retazos dispersos y totalmente normales. No es excesivamente difícil ni costoso pero es un ejercicio divertido con el que dejar volar la imaginación, elemento clave si quieres dedicarte a la escritura.

Eso es todo por hoy... ¡Nos leemos!

jueves, 17 de septiembre de 2015

Mitos actuales de la lengua: inculto.

¡Hola librófilo o librófila!

Como puedes ver tenemos nueva sección: "mitos actuales de la lengua" y es que pese a la difusión en los últimos tiempos de la cultura por parte de medios de comunicación, internet o (siguiendo la línea de la vieja escuela) simplemente libros, nos encontramos con palabras que sociedades enteras utilizan de forma errónea. El uso del diccionario no es demasiado popular lo que nos permite cerciorarnos de que hay presentes una serie de mitos ortográficos, literarios, gramaticales etc.

Hoy toca hablar de una palabra que en los últimos días se ha escuchado sobre todo en referencia al conflicto del Toro de la Vega. Si no eres de España tal vez no te resulte familiar. Explicaré de forma breve el revuelo que se ha levantado en torno a la tradición taurina ya nombrada. El Toro de la Vega es un torneo realizado en el municipio de Torredesillas, consiste en perseguir y lancear a un toro hasta la muerte del animal. Esto tiene divididos tanto a los vecinos de la localidad como a la sociedad española en general ya que los animalistas abogan por prohibir dicha fiesta dado que el toro sufre una muerte lenta y dolorosa mientras de forma opuesta los defensores de este evento aseguran que es "cultura" y por ello es totalmente respetable.

Ignorando la brecha abierta en este tema si que es cierto que sobretodo por parte de los defensores de tan sanguinolenta tradición hemos tenido el placer de escuchar algunas perlas entre ellas las relacionadas con la cultura. Algunas de las oraciones que más han bailado en sus bocas han sido: "¡INCULTOS!", "¡Es cultura!" o similares. Me gustaría centrarme en la primera, ¿Qué es ser un inculto? Hora de visitar a la Señora RAE.


Como podemos observar viene del latín "incultus" (pero creerme, a esta gente le importa poco) y la primera acepción es que funciona como adjetivo aplicable al que no tiene cultivo ni labor. Es decir, a alguien que no cultiva la tierra. ¿Intentan decir a los periodistas o antitaurinos que no tienen tierras? ¿Que eso es increíblemente grave? ¿O tal vez es denunciar a la señora periodista la cual no cuida el huertecito plantado en una maceta de su piso de Madrid? No creo, por tanto sigamos.


Si seguimos con las acepciones podemos comprobar que puede acusarse mediante esta palabra a alguien de ser rústico (tosco) o de no tener gran instrucción. Esto podría tener mayor sentido si tenemos en cuenta que ellos al no conocer tampoco la definición de la palabra "cultura" interpretan cultura como sinónimo de tradición cuando no es así. Dicho esto se puede entender que deduzcan que no respetar esa tradición como sinónimo de cultura es ser un inculto o no tener demasiado conocimiento a través de los estudios. Esto te da licencia para amenazar a reporteros o golpear a antitaurinos (que no es propio de alguien tosco o grosero, claro que no). ¡Última acepción!










Efectivamente según creo recordar los reporteros estaban lo suficientemente mal vestidos para recibir una paliza y por supuesto fueron muy groseros realizando TERRIBLES PREGUNTAS.

En definitiva, este es el mejor ejemplo de malos usos de la palabra "inculto" y de acciones efectuadas bajo este pretexto. Los "intelectuales" que utilizaron esta palabra para defender la tradición del Toro de la Vega tras gritar "incultos" a aquellos que los increpaban, marcharon alegremente a observar llenos del orgullo, éste siempre en el alma del hombre sabio y culto, a otros intelectuales lancear a un animal hasta la muerte.
Y para finalizar, os dejo la imagen de un académico de la lengua y sus compañeros catedráticos en mitad de la reivindicación del derecho a ejercer la cultura. ¡Nos leemos!


jueves, 10 de septiembre de 2015

En la calle está el verdadero arte.

Hace ya tiempo, tanto que casi no recuerdo todos los detalles que me gustaría recordar, caminaba por el centro de mi ciudad tras la visita a un museo. Estaba cargada de ilusión ya que estas visitas siempre han ayudado a mi voluble ánimo, paseando por la calle entre el sonido de la gente al hablar de temas triviales,  escuchando los pasos rebotar sobre la calzada y el murmullo de un solitario pájaro que a lo lejos cantaba.

La exposición de las obras de Goya y la explicación de la guía, habían conformado una mañana sublime de la que extraía multitud de enseñanzas antes no encontradas. Rememoro con especial cariño los famosos grabados del autor que criticaban a la sociedad en la que se movía, desde el bajo pueblo hasta los nobles (a los que dibujaba con cabezas de burro) pasando por la iglesia y en los últimos destacando la crueldad de la guerra a través de diferentes escenas propias de la Guerra de la Independencia.  Y he de mencionar que no se decantaba por ningún bando pese a ser zaragozano y ver el resultado del asedio a la ciudad a la que pertezco sino que siendo propio de un genio miró desde fuera de la perspectiva del "conmigo o contra mí" desarrollada en esta sociedad, y visualizó el horror de la guerra en su conjunto culpando a los dos bandos además de preguntándose qué razones impulsarían tales atrocidades. Para hacer estos grabados destruyó otros ya creados sobre paisajes, lo que es símbolo de sus prioridades en la época ya que hacer un grabado era tremendamente complicado y tan solo un prodigio podría hacerlos como Goya los hizo, casi perfectos.

Con esto en la cabeza me metí en una librería para salir quejándome de los precios que a mi parecer eran abusivos. Como aún me quedaba tiempo, decidí tomar algo en un café con el fin de enterarme de las noticias del día a través de conversaciones y así ampliar los recuros a la hora de crear personajes (hablaré de esto en otro post). Estaba casi vacío, desde hacía un tiempo la gente ya no acudía a tan emblemático lugar y menos por la mañana, de tal manera que tan sólo estábamos en la terraza dos ancianos y yo. Conversaban enfurecidos sobre la situación política del país y comentaban su esperanza en los nuevos partidos. En aquél momento vino a mi mente una frase de Arturo Pérez-Reverte: el español es de trinchera, pega el puñetazo en la mesa y sale a ver si le han quemado el coche. Sonreí al pensar que tal vez el escritor se equivocara y llegara pronto una nueva era traída por las nuevas generacioes.

Retomé mi camino viéndome sorprendida por una hermosa melodía, suave y dulce que cruzaba con sus notas el aire helado de la mañana. Sorprendentemente ésta era desprendida por un solo  instrumento y la guía maestra que lo acompañaba, Y con un intrumento, me refiero a aquél instrumento que puede desbancar con su llanto a una orquesta completa, el incorruptible, desgarrador inigualable y magistral violín. Siempre he pensado que era un instrumento espectacular que me gustaría poder tocar y lo haré en cuanto la economía me brinde la oportunidad para ello. Rasgadas las cuerdas del violín desconocido deleitaban al alma más dura ablandando su corazón, o al menos eso pensaba yo. Al llegar al lugar dónde se producía tal magia mal descrita por mi parte, me dí cuenta de que todos ensimismados miraban sus móviles y sus relojes. La calle se tiñó de gris y el pájaro no osó callarse mientras sonaba "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky interpretada por una señora entrada en años que no cometió ni un solo fallo en las interpretaciones que siguieron a tal obra maestra. Y no pararon las nubes, ni dejó de brillar el sol, ni el minutero se detuvo, ni el señor del traje, ni el mendigo, ni la niña que juega ni el chico de bonita voz. Todo siguió su ritmo, todo siguió su paso aquél día mientras yo dejaba algunas monedas en el estuche de violín y aplaudía al terminar cada actuación. Posteriormente, compré uno de los discos que la mujer vendía leyendo en el mismo que se llamaba Nila Cadanteva profesora de violín y directora de orquesta que recibía de buen agrado un encargo para clases particulares, bodas, fiestas etc.

Sin duda, era una artista de los pies a la cabeza. No cometió ni un solo fallo pese a estar en la calle con un instrumento muy complicado y reflejando sin que tal vez ella lo supiera, la decadencia de esta sociedad que condena a una persona con un talento excepcional a tocar en la calle, mientras el señor de traje lleva la cartera llena y el cani de Mujeres Hombres y Viceversa alcanza mayor fama que la señora Cadanteva. Ahora no vengamos con que "políticos esto, políticos lo otro" que tienen gran parte de la culpa pero... ¿Qué me dices de esa gente que pasaba sin siquiera girar la cara? ¿Qué me dices de que ni una persona hubiera dejado un solo céntimo en aquel estuche tan vacío como de pasión este mundo? Y volví a Perez-Reverte, a la desesperanza y a la desilusión, pensando que quería hacer algo por aquella desconocida a la que sigo escuchando y me parte el corazón.

Únicamente esta es la razón por la que he escrito el post que tal vez no tenga mucha repercusión. Guardo con recelo el número de esta desconocida con gran talento y cualquiera que la necesite puede contactar conmigo a través de mi correo (cristinagimenocalderero@gmail.com). Su nombre y el número es todo lo que tengo pues es lo único que en el disco figuraba pero tras la acústica experiencia la recomiendo encarecidamente para cualquier ceremonia e incluso por si quieres aprender a tocar un instrumento tan noble como es el violín.

Esto es todo por hoy ¡Nos leemos!